Con el sistema nervioso central de mayor inmunidad y mejor recuperación que existe, Marioneta es uno de los personajes mas destacados de nuestra micro sociedad. Sería casi imposible enumerar las veces que se le vio “divertirse” hasta las 6 de la madrugada o más para después entrar a trabajar a las 8, fresco y radiante como cura en la misa de domingo.
Para poder contar de mejor forma la vida de este personaje debo remontarme unos siete u ocho años atrás cuando era otra de las promesas deportivas de nuestro club deportivo actualmente en vías de extinción, donde destacaba domingo a domingo.
Lamentablemente y como en la mayoría de los casos el alcohol fue mas fuerte, ya que lo transformo en un amigo intimo de la noche y de las aventuras bohemias. Eran muy constantes las salidas y regresos de madrugada en manos del piloto automático. Ya eran demasiados los “no se” de respuesta a como llego la noche anterior. Caminando sobre la cuerda floja.
Como todos caemos por nuestro propio peso, al pasar el tiempo sucedieron hechos no gratos que hicieron temer por la integridad física de nuestro protagonista, situación que rompió el equilibrio y obligó a la abnegada madre del personaje a tomar una difícil y controvertida decisión: El exilio.
Y la ciudad de Curicó fue su destino, y una agencia de Polla ( Juegos de azar para los españoles) la que lo hizo mantenerse por casi dos años en aquella localidad.
De vuelta en su pueblo natal, Marioneta ancló en otro lugar de trabajo, una multitienda primero y luego un Supermercado, donde se marcaría un nuevo episodio en su agitada vida, no por un despegue en su carrera sino que por el paso mas temido para todos: La vuelta a las canchas.
El dormir tres horas diarias nuevamente se hizo rutina, los métodos de reanimación aplicados por los compañeros de trabajo también. Destacado y a la vez odiado por sus vecinos, a los que despertaba sin excepción con su grito característico: El Yiaju. ( Acá se lee sin gracia, en vivo es comiquísimo ).
Cada noche rogábamos por que Marioneta llegue sano y salvo a su hogar.
Hasta que llego el día. La teoría del Deja Vu se hizo presente, pero esta vez con consecuencias mas drásticas, otro accidente de proporciones produjo un nuevo corte en su existencia o podríamos decir “un corte produjo un nuevo accidente”... para este caso da igual.
Felizmente no todo es malo, nuestro amigo aprendió la experiencia y ahora es un ejemplo, como a la mayoría, los golpes de la vida le han enseñado a tomar el bueno camino.
Atrás quedaran los malos recuerdos y siempre traeremos al presente las graciosas anécdotas, como cuando te transformaste en “Hombre Araña” para adherirte a la puerta de la disco, o la vez que venias a visitarnos a nosotros y no pasabas a tu casa... la vez que te transformaste al darte cuenta de la sorpresa en tu saco de dormir, y enojado freíste un huevo sin gas.
Cuantos recuerdos...
Para poder contar de mejor forma la vida de este personaje debo remontarme unos siete u ocho años atrás cuando era otra de las promesas deportivas de nuestro club deportivo actualmente en vías de extinción, donde destacaba domingo a domingo.
Lamentablemente y como en la mayoría de los casos el alcohol fue mas fuerte, ya que lo transformo en un amigo intimo de la noche y de las aventuras bohemias. Eran muy constantes las salidas y regresos de madrugada en manos del piloto automático. Ya eran demasiados los “no se” de respuesta a como llego la noche anterior. Caminando sobre la cuerda floja.
Como todos caemos por nuestro propio peso, al pasar el tiempo sucedieron hechos no gratos que hicieron temer por la integridad física de nuestro protagonista, situación que rompió el equilibrio y obligó a la abnegada madre del personaje a tomar una difícil y controvertida decisión: El exilio.
Y la ciudad de Curicó fue su destino, y una agencia de Polla ( Juegos de azar para los españoles) la que lo hizo mantenerse por casi dos años en aquella localidad.
De vuelta en su pueblo natal, Marioneta ancló en otro lugar de trabajo, una multitienda primero y luego un Supermercado, donde se marcaría un nuevo episodio en su agitada vida, no por un despegue en su carrera sino que por el paso mas temido para todos: La vuelta a las canchas.
El dormir tres horas diarias nuevamente se hizo rutina, los métodos de reanimación aplicados por los compañeros de trabajo también. Destacado y a la vez odiado por sus vecinos, a los que despertaba sin excepción con su grito característico: El Yiaju. ( Acá se lee sin gracia, en vivo es comiquísimo ).
Cada noche rogábamos por que Marioneta llegue sano y salvo a su hogar.
Hasta que llego el día. La teoría del Deja Vu se hizo presente, pero esta vez con consecuencias mas drásticas, otro accidente de proporciones produjo un nuevo corte en su existencia o podríamos decir “un corte produjo un nuevo accidente”... para este caso da igual.
Felizmente no todo es malo, nuestro amigo aprendió la experiencia y ahora es un ejemplo, como a la mayoría, los golpes de la vida le han enseñado a tomar el bueno camino.
Atrás quedaran los malos recuerdos y siempre traeremos al presente las graciosas anécdotas, como cuando te transformaste en “Hombre Araña” para adherirte a la puerta de la disco, o la vez que venias a visitarnos a nosotros y no pasabas a tu casa... la vez que te transformaste al darte cuenta de la sorpresa en tu saco de dormir, y enojado freíste un huevo sin gas.
Cuantos recuerdos...
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